sábado, 19 de septiembre de 2009

TIEMPO DE MORIR

CUENTO BREVE

Cierto día me encontré con un anciano el cual me dijo:
-Estoy feliz.
-¿Por qué? - pregunté
-Alcancé mis sueños.
-¿Cuál era o es sueño? –Insistí – ¿Ser anciano?
- No -Respondió él.
- Entonces ¿cuál?
- Ver a mis hijos todos grandes y juiciosos.
-Entonces, es la hora de morir.
-No, cuando Dios mande –dijo con una sonrisa en sus labios.

GRANOS DE FELICIDAD

CUENTO BREVE
Clavó su mirada en mi de una forma tan extraña, que tan solo comprendí aquel deseo enorme cuando mi mano giro mientras él me veía como me llevaba la cuchara a la boca. En esos mismos momentos ordené un plato de comida para aquel niño con vestido mal oliente y desgreñado. El mesero al ver mi intención con el niño dijo:
-¡Váyase, no moleste!
-No, déjelo -Insistí -sírvale un plato de comida, por favor.
Mientras el mesero desaparecía malhumorado entres unas puertas giratorias, él seguía mirándome, pero ya no con una extraña mirada, sino con una sonrisa de complacencia por lo que estaba pasando.
-¿Cómo te llamas?
-Juan.
-Y tus apellidos.
-No tengo.
-Todos los niños tienen apellidos.
-Yo no –Contexto a secas.
-¿Quiénes son tus padres?
-No tengo.
-Todos los niños tienen padres.
-Yo no.
Termine el interrogatorio al ver a Juan mirar insistentemente la puerta por donde había desaparecido el mesero.
-Por favor, la comida para el niño –Insistí casi gritando.
Al llegar la comida, Juan me miro como dándome las gracias y empezó a comer de una manera insólita. Cogía grano a grano cada pedacito de comida y de una manera tan lenta que me atreví a decirle:
-¿Por qué comes así? A caso ¿no tienes hambre?
El se tomó el tiempo para responder como calculando la respuesta precisa para no ser interrumpido de nuevo.
-No quiero que se me acabe.

lunes, 7 de septiembre de 2009

EL ALMA EN PENA

En cierta noche oscura, se hallaban tres hombres sentados en las bancas del parque de Talaigua Viejo. Tomaban divertidamente. Casi todos los fines de semana acostumbraban hacer lo mismo; pero aquella noche sería la última de sus vidas. Cuando se terminó la botella de ron era un poco más de la media de noche,ya todo el mundo estaba dormido; menos ellos. Seguían perniciosamente una parranda.
Juan el más bebedor de todos salió en busca de una cantina para comprar una nueva botella. Después de tocar una puerta y otra, de una y mil maneras, salió un cantinero malhumorado: -Es la última botella.
Juan salió alegremente a encontrarse con sus amigos. Cuando llegó, apareció una mujer recostada al espaldar de la banca donde estaban sentados sus amigos de parranda.

-¿Quien es la dama? Que tenga el honor de destapar la botella.
-¿Cuál dama? -Preguntaban sorprendidos sus amigos.
-Esa que está detrás de ustedes -contesta Juan.
Todos la miraron en el mismo instante en que ella se fue alejando de una forma extraña.
-Venga señorita, no se vaya, tenga el honor de acompañarnos.
Ella se alejaba aún más. Juan al verla que desaparecía de su vista salió corriendo detrás para alcanzarla
-Señorita por favor espéreme, hablemos.
Recorrió varias cuadras, varias calles, y aunque aquella mujer no se detenía sólo Juan cuando se percató estaba en frente de varias cruces y tuvo el presentimiento enorme de estar persiguiendo a un alma en pena.
Se regresó, corrió tan fuerte como sus piernas respondieron, llegó casi sin aire en sus pulmones.
-¡Compañeros larguémonos de aquí esa vieja está muerta!
-¡No puede ser Juan la mataste! -dijo uno de ellos.
-¡No, no, no puedo matar a alguien que ya está muerta! La vi con mis propios ojos meterse al cementerio. ¡Esta vieja es un alma en pena!.

domingo, 6 de septiembre de 2009

CUENTO BREVE

UN CUENTO DE MAR

Cierto día, tres barquitos salieron a navegar muy junticos; pero vino una
gran tempestad y los separó. Cada uno tomó rumbos muy distintos.
No se volvieron a encontrar. Entonces, se envejecieron tanto porque
no tenían con quien andar.